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ISSN 1989-4163

NUMERO 24 - VERANO 2011

Cielo Lento

Ángela Mallén

Editorial: Arte Activo Ediciones. Vitoria-Gasteiz 2011. 12€

El estructuralismo desvencijado de Egon Schiele. La sintaxis elíptica del alemán. El ritmo de las gotas de lluvia. La geometría del hielo. La coreografía del viento. La ciudad interior de los poetas y de los expatriados. Extrañamiento, desasosiego y misterio. Frío y blancura. La flora y la fauna. Los ángeles, los pájaros. El canto del río. Las pisadas del tiempo.  La velocidad del cielo.

 

Escribió Johann Wolfgang von Goethe que “Pensar es más interesante que saber, pero menos interesante que mirar”. Mirar es, en efecto, uno de los mayores placeres que la vida nos ofrece, pero lo supera el placer de mirar a quien mira, como un juego de mirillas donde cada una contiene otra menor en tamaño pero mayor en precisión y perspectiva, tal y como sucede en el poemario de Ángela Mallén. La poeta mira siempre desde las alturas, concéntricamente, lanzando la mirada al vacío para aterrizar en calles y recovecos desde donde mostrarnos una fotografía de la ciudad que es puzle sin junturas, con un hilván que es el río, el Danubio, por donde el agua corre ancha/ (su lengua de ahogado)/ y parece arrastrar vertiginosamente/ cosas que no da tiempo de pensar/ es como presenciar el rapto de un secreto.

Del prólogo de Itziar Mínguez Anáiz

 


V
(eismohn - amapola de hielo)

 

la lluvia de las hojas
y el ritmo perezoso de las nubes
la luna   un arañazo

palabras increíbles aletean
sobre la estratosfera de la piel

un extraño presente
no quiero que me engañes con verdades

me dijiste palabras con sabor a grosellas
palabras a la orilla del riachuelo helado
en el gran laberinto de orinadas callejas
al pisar hojas muertas de castaños y arces
apagando las ascuas de un tenue sol de azogue

palabras que alcanzaban dementes pararrayos
y prendieron la luz endeble en las farolas
del recinto ferial con su noria en desuso

palabras me dijiste como flores y frutas
en el prado en que sigue girando un carrusel
y olía a champiñones cerveza sin espuma
se oía tu corazón
más sonoro que los acordeones

encendiste palabras cuan fósforos de náufrago
cruzando el largo puente que unía las dos orillas
sin apenas rozar el cutis de la tierra

todas esas palabras frutales y maduras
las guarda zeppelín
como la nigromancia sus filtros y conjuros
como el danubio guarda sus flores a la orilla
camelias heliotropos
lirios galas jazmines
a la orilla en que crecen arbustos de grosellas
al filo del torrente helado donde nacen
también flores de hielo

puentes de linz a urfahr
tu voz de pararrayos
la palabra que crece con tu aliento:
amapola en el frío
(roja fragilidad)

Cielo lento

 

 

 

 

 

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